"Contribuir al desarrollo profesional de sus empleados: una estrategia beneficiosa para todos" - Déborah Romain-Delacour
Déborah Romain-Delacour es doctora en psicología social y psicóloga del trabajo, además de autora especializada en el desarrollo del potencial profesional y la adquisición de talento. Tras 10 años en puestos directivos, pone su experiencia sobre el terreno y su enfoque eminentemente práctico al servicio de las empresas a las que apoya.
En esta entrevista, Déborah nos habla de la importancia que los directivos deben conceder al desarrollo profesional de sus equipos.
¿Cuál es la diferencia entre desarrollo personal y profesional?
¿Es tan evidente la frontera entre ambos?
El desarrollo personal es un proceso consciente de superación personal que persigue un cambio positivo. Su objetivo es adecuar la naturaleza intrínseca del individuo a sus aspiraciones y al entorno en el que evoluciona, aprovechando al máximo sus talentos y su potencial.
Este trabajo contribuye a aumentar la conciencia de sí mismo, consolidar las competencias existentes o desarrollar otras nuevas, y mejorar el contacto interpersonal.
El desarrollo profesional es idéntico, salvo que se centra en el mundo laboral. El desarrollo profesional se centra en los objetivos de la carrera y permite construir una trayectoria profesional. Es simplemente un cambio de contexto.
Así pues, el desarrollo personal y el desarrollo profesional se basan en las mismas técnicas, cuyo objetivo es aumentar los puntos fuertes, la creatividad, la iniciativa, la autonomía y la eficacia. También preparan a los individuos para movilizar los recursos y herramientas adecuados para lograrlo.
Más concretamente, estas técnicas pueden utilizarse para desbloquear situaciones privadas o profesionales, como por ejemplo
- motivar a los equipos o a uno mismo
- gestionar mejor el tiempo
- comunicarse de forma más asertiva, ya sea con sus hijos, su pareja o sus colegas,
- apoyar el cambio,
- mejorar el rendimiento,
- gestionar el estrés,
- etc.
Se trata de lo que se conoce como "soft skills". Se trata de habilidades sociales, emocionales y de comportamiento que pueden aprenderse y que son cada vez más esenciales en un mundo organizativo en rápida evolución, en el que las habilidades técnicas se están quedando rápidamente obsoletas. Tenemos que ser capaces de adaptarnos, y el autodesarrollo nos da acceso a una mayor flexibilidad, que es esencial si queremos cultivar la eficacia y la tranquilidad en nuestro trabajo.
¿Por qué le interesa a una empresa apoyar el desarrollo profesional de sus empleados?
Hoy en día, muchos empresarios se han dado cuenta de que es esencial situar el desarrollo profesional de sus empleados en el centro de la política de la empresa.
¿Y por qué? Porque eso es exactamente lo que quieren los empleados. Los profesionales con talento quieren trabajar para empresas que les brinden la oportunidad de desarrollar sus competencias, enriquecer sus conocimientos, aprender y progresar; en resumen, avanzar en sus carreras y, al mismo tiempo, desarrollar su potencial.
En este sentido, los directivos deben dar importancia al desarrollo profesional de sus equipos. Si no lo hacen, esto podría tener un impacto negativo en la moral y la productividad de su personal, que no se sentirá debidamente valorado. En este caso, parece probable que estos empleados desanimados decidan abandonar la empresa para trabajar en un competidor.
Entonces, ¿cómo mostrar a sus empleados que su jefe, y más en general su empresa, apoya su desarrollo profesional? He aquí algunas ideas:
- Interésese de verdad por los objetivos profesionales de sus empleados.
- Desarrolle un entorno de aprendizaje en la empresa que fomente la formación y el aprendizaje
- Salvaguarde el equilibrio entre la vida profesional y personal poniendo en marcha estrategias prácticas (derecho a la desconexión, lucha contra el presentismo, etc.).
El desarrollo profesional es una palanca de éxito y eficacia. Descuidarlo sería un grave error estratégico.
¿Cómo puede apoyarles en esto?
Puede apoyarles de dos maneras:
👉 Colectivamente: ofreciendo a directivos y empleados cursos de formación o sesiones de coaching en grupo relacionados con el desarrollo personal, como:
- gestión emocional
- comunicación
- gestión del tiempo
- autoconfianza
- técnicas de toma de decisiones
- resolución de problemas complejos
- espíritu emprendedor,
- etc.
Ofreciendo a los directivos formación para convertirse en coaches de directivos, centrándose en particular en los métodos de gestión benevolente.
👉 Individualmente: ofreciendo apoyo personalizado a los empleados que lo deseen, como coaching profesional.
Por supuesto, es importante no perder de vista que contribuir al desarrollo profesional de tus empleados es siempre una estrategia beneficiosa para todos. El retorno de la inversión no tardará en llegar: menos absentismo, menos presentismo, mayor motivación y rendimiento, y un mejor clima social.
¿Por qué los directivos tienen un papel clave que desempeñar?
Una gran parte del desarrollo profesional se refiere a la interacción interpersonal y, en particular, a la mejora de las habilidades de comunicación para construir relaciones armoniosas y positivas con los demás. Estas habilidades de comunicación constituyen el núcleo del trabajo del directivo y son la clave del éxito en esta función.
Ser un buen directivo es difícil, pero se puede aprender. Y no faltan cursos de formación.
En mi opinión, los puntos esenciales para ser un buen directivo son los siguientes:
- Conocerse a sí mismo lo suficiente como para asumir el papel de líder.
- Construir un marco seguro y estimulante para el desarrollo de su personal
- Dominar el arte de la comunicación, por supuesto
- Saber organizar y gestionar su tiempo
- Generar confianza entre sus colaboradores
- Liberar los talentos de la empresa
- Flexibilidad en la gestión de proyectos
- Demostrar valor profesional
- Y por último, pero no por ello menos importante, cultivar una y otra vez la buena voluntad en el lugar de trabajo.
Es esencial formar a los directivos en las herramientas de la comunicación benevolente y el coaching. En el día a día, ellos mismos pueden convertirse en auténticos coaches de directivos y hacer que sus colaboradores progresen y prosperen.
¿Cree que están suficientemente preparados para ello? Sobre todo teniendo en cuenta que la reciente difusión del teletrabajo ha obligado a las empresas a adoptar la gestión a distancia.
No. Y sin embargo, con la generalización del teletrabajo, el papel del directivo en la empresa nunca ha sido tan importante.
Es porque las personas están tan lejos que las competencias humanas deben desarrollarse más que nunca. Los directivos a distancia deben aprender a gestionar sus equipos con la ayuda de dispositivos específicos (videoconferencias, herramientas de colaboración, etc.) y aprendiendo nuevas técnicas relacionales.
En general, las competencias humanas son esenciales y pueden aprenderse en libros o cursos de formación. En la práctica, nos permiten adoptar los comportamientos sociales adecuados utilizando las herramientas y métodos de la empatía, la escucha activa, la inteligencia emocional, la gestión del estrés y la comunicación positiva.Le permiten adoptar los comportamientos sociales adecuados, en particular utilizando las herramientas y métodos de la empatía, la escucha activa, la inteligencia emocional, la gestión del estrés y la comunicación positiva, para apoyar mejor a sus equipos, tanto presenciales como a distancia, en el camino hacia el éxito individual y colectivo.
Por ejemplo, es importante que un directivo sepa detectar el estrés y los riesgos del exceso de trabajo, que respete el derecho a desconectar y que haga de la separación efectiva de la vida profesional y privada una cuestión de honor para todos, incluido él mismo. Porque un "buen" directivo es también un hombre o una mujer que se siente bien consigo mismo y sabe aplicarse a sí mismo lo que defiende para los demás.